domingo, 16 de mayo de 2010

Ojos arcoiris...




Se mezcla la ginebra en un portal con el suelo ya desgastado y protegido como una fiel armadura por la roña de las decadas...


Te acompañaré allá donde vayas como el fiel escudero que siempre fui, como el inseparable oyente de tus historias y de tu alma. Que fragil que somos realmente pensarias justo en el final a pesar de ser dicha alma eterna, nada es perfecto, ni el milagro de la vida.

En tus ojos color arcoiris yace mil historias que siempre compartistes, jamás guardastes, no sabias hacer eso ni le veias el sentido a hacerlo, ese quizá era uno de tus principales encantos. Gracias a esta virtud llegaste al final del arcoiris y, como era de esperar, no te quedaste el tesoro para ti, lo seguistes compartiendo...

Un elfo como tú no se podía hallar a menudo, pero ahí estabas, y cuando cruzaste el arcoiris solo te quedó realizar el aquellarre negro y terminar definiendote como un poeta de eternas historias de lo bueno y lo malo.


Has sido un maestro y te estaré eternamente agradecido, gracias una vez más mientras mi botella se termina de vaciar de palabras que incitan al olvido mental pero no al del corazón.


Por siempre... Dio

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