…era ya de noche, los ojos de Yusek no apartaron por un buen rato la mirada del oscuro e invisible horizonte solo decorado por el muy tenue contorno de una montaña. Tan pensativo, parecía que intentara encontrar en todo aquel inmenso vacío la respuesta a todo ese incomprensible miedo que siempre había sentido y que hasta ese mismo día no se había percatado y analizado. Aquel vacío que observaba, le recordaba al suyo propio, al que había sentido toda su vida hasta hace un momento, hasta que apareció el pequeño ser que perturbó su calma interior y la paz de su sagrado lugar.
Giró su cabeza a la izquierda donde se hallaba la hoguera que los calentaba, se quedó otro buen rato observando al ser anaranjado, el cual devoraba con ansia otra manzana e, impaciente, tenía esperándole una pera con muy buena pinta.
El ser se percató que le observaban y miró alegremente a su vigilante, este apartó la mirada en un fugaz movimiento mitad de alarma y mitad timidez. El ser, mientras seguía comiendo, admiraba a su gran protector que le había salvado de uno de los mayores males que hay, el hambre, con lo que, una vez terminada su manzana, agarró la pera y se acercó a Yusek.
Yusek vio por el rabillo del ojo como su pequeño compañero se levantaba, un miedo aún mayor le invadió, pero no supo que hacer, estaba entre incomodo pero emocionado por algo nuevo que jamás había sentido, su cuerpo y mente parecían no querer reaccionar confusos ante tanta nueva experiencia. Su supuesto enemigo que le propinaba aquellos malos momentos le abrazó por la espalda, a Yusek le dio un vuelco el corazón y solo pudo oír un leve <
Ya era medio día, su pequeña compañera, Yis, agarraba con fuerza e ilusión la mano de Yusek. Esta le miraba inocentemente y con una sonrisa en la cara, que consiguió arrancar de Yusek un pequeño recuerdo de su mente con la consecutiva medio sonrisa de nostalgia.
Una vez terminaron, Yis le cogió la mano de nuevo, su dulzura sin ningún tipo de malicia traspasaba cualquier barrera emocional de su gran acompañante, dejándolo confuso sin saber nunca como reaccionar. << ¿Vamos?>> dijo entusiasmada mirando a los tristes ojos de Yusek, este, no dijo nada, simplemente caminó hacía delante cruzando el umbral prohibido, rompiendo así lo que le encadenaba a aquel lugar eterno, a cambio de conocer el mundo que tan pacientemente siempre le había esperado.
1 comentario:
Nos ofreces tu luz aleatoriamente o quizás llevado por aquello que te guía. Devoro con avidez todo lo que escribes y en este texto has conseguido hacerme sentir como cuando leía literatura fantástica de pequeño.
Tienes algo que me encantaría tener: el don de elaborar una historia con un pasado y un futuro por escribir. Mientras yo tomo fotografías de la vida tu recreas y describes escenas y cuentas historias.
Enorme, como siempre, espero que te animes y nos regales más a menudo tus palabras.
Nos vemos ;)
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